Tawar Quispe*
En nuestra coyuntura
actual emergió la preocupación de diferenciarse del indianismo antiguo para
presentarse como nuevo. Fundamentalmente, los activistas indianistas de las
academias recurrieron vincularse a las posturas indigenistas de Fernando Untoja,
quien desde su visión indigenista había hecho una descripción del burgues
aymara. Esas lecturas y planteamientos indigenistas les convenció a la mayoría
de los activistas de la nueva generación, toda vez que estos viven más ligados
con los medios de globodominación y se encuentran más enajenados. Se agarran
fácilmente de ese discurso indigenista y lo acomodan como si fueran de ellos. Todo
lo que plantean no son nuevos, ni diferentes de las nociones de Untoja, sino que
se mueven en las mismas lógicas del pensamiento indigenista. Pero lo peor es
que estos activistas sin antes de entender el indianismo, se dan el lujo de
hablar falsedades e intentan utilizar el nombre del indianismo para
distorsionarlo.
Generalmente no nos había
interesado mucho lo que está pasando con los activistas indianistas kataristas
o “nacionalistas aymaras”, puesto que lo habíamos considerado como “ingenuos”,
pero resulta que en un momento sorpresivamente nos llegó un material digital
donde se habla del indianismo katarismo haciendo impresión como si estas fueran
cimientos del nacionalismo aymara. Al leer los primeros párrafos nos causó
preocupación, toda vez que en dicho artículo expresaba incoherencias e
incomprensión del indianismo. En ese sentido, hoy nos vamos a referir a ese artículo
de Pablo Velázquez publicado en la Revista Andamios Nº 6 del año 2018.
Es cierto que el
indianismo debe ser mejorado por la nueva generación, toda vez que esto sólo
estaba como cimiento y lo que faltaba era desarrollarlo o continuar engrosando
sin perder su esencia. Ayar en su libro “Indianismo- Katarismo” decía: “Si
queremos superar (de verdad) al indianismo, no tenemos que degradar, desvirtuar
a nuestra ideología, sino hay que mejorarlo. Mejorar significa que el
indianismo sea mucho más indianismo, es decir, mucho más liberadora”[1],
lo cual no significa unir el falso katarismo con el indianismo, más al
contrario se debe conservar los postulados fundamentales del indianismo y a
partir de ello desarrollarlos y los que no están vigentes para este tiempo,
dejarlos, sin necesidad de cuestionar ingenuamente, porque ese cuestionamiento o
crítica seria vano, toda vez que ese pensamiento estaba planteado en aquellos
tiempos y no ahora.
Velásquez considera al
indianismo katarismo como cimiento del nacionalismo aymara, dice: “Hablar de
nacionalismo aymara obliga a considerar insoslayablemente al indianismo y al
katarismo. Estas son ideologías de transición aún vigentes y útiles pero
inacabadas, no obstante son los cimientos del nacionalismo aymara”[2].
En este punto, es aceptable y lógico decir que el katarismo indigenista es
cimiento del nacionalismo aymara, pero no el indianismo, toda vez que estas dos
posturas tienen diferentes objetivos. El indianismo busca la reconstitución del
Tawantinsuyu y la liberación india; mientras el katarismo indigenista busca la
asimilación al capitalismo. Hasta el mismo autor afirma que ambas posiciones persiguen
distintas proposiciones las cuales no son iguales: “Las proposiciones
fundamentales redimibles de ambos son: la liberación india y la hegemonía
kolla”[3].
Es decir, toma en cuenta el discurso de ambas posiciones y lo entiende como si
estas dos fueran iguales, dice: “Ambas hablan del aymara, el indianismo del
quechua-aymara, el katarismo del kolla (aymara-quechua)”[4].
Sin embargo, no por el
hecho de que hablen del aymara se lo puede considerar que son a favor del
aymara o coinciden con sus horizontes ideológicos, pues ello sería una lectura tonta,
toda vez que la similitud de ideologías no se mide por lo que ambas hablan del
aymara, sino de sus principios y finalidades. Hasta el propio blanco puede
hablar del aymara, así como vemos en el tiempo actual, no obstante, estos no lo
harán con buenas intensiones, sino con intensiones de distorsionar, confundir y
continuar manteniendo dominados.
Se dice que el aymara
(burgues) avanza con sus trabajos de negocio de mercaderías, están en la
Argentina, en Brasil, en Chile y quienes obstaculizan son los socialistas, por
ello los indigenistas untojistas sólo critican a los socialistas y se acomodan
al pensamiento capitalista. Es decir, el nacionalismo aymara (indigenista)
parte del aymara burgues (qamiri juk’uchiri), del sujeto que es mercader, del
indio colonizado o aturdizado y también representa a ellos. Velázquez dice que “el
nacionalismo aymara es la respuesta a esta nación, a sus necesidades y
aspiraciones específicas”[5]
de la burguesía. Mientras, el indianismo o el etnotawantismo emergente no parte
del sujeto enajenado, sino de un indio de consciencia política sin excluir a
los otros indios. Además no sólo cuestiona al capitalismo, sino también al socialismo
y a toda forma de dominación.
Como podemos evidenciar
la realidad actual de los juk’uchiris
(qamiris), ellos ya no piensan en liberarse como indios, sino de acumular
riqueza y progresar, esa es la finalidad de ellos. Incluso existen qamiris
aymaras que no se identifican como aymaras, sino como mestizos, porque tiene en
su mentalidad un pensamiento colonial y por tanto fundamentarse en ese kolla
aturdizado es una aberración.
Parece que no
comprendieron sobre el “indio sumiso” del cual habla Ayar. Quizá se imaginan
como si sólo fuera aquél que sirve al socialista sin darse cuenta que un “indio
sumiso” también sirve al capitalista. No cabe duda, el indio aturdizado está
configurado para servir al capitalismo y al socialismo, pero quien cuestiona
esa manera de actitud servil lo consideran como enemigos. Es decir, pretenden
generar un enfrentamiento entre los indios burgueses (aturdizados) e indios de
conciencia política. Uno que es cómplice de la opresión capitalista y otro que
se quiere liberar de ello.
El denominado “nacionalismo
aymara” no es sano, porque tiene la intensión de alimentar al capitalismo, a
nuestros opresores seculares y a la globodominación. Es decir, es una versión más
del indigenismo. Además centrarse en los nuevos burgueses significa tener una
visión excluyente, reduccionista y divisionista.
La acumulación de la
economía sólo debe ser utilizada como estrategia y no como una finalidad de la liberación
etnonacional[6]. Es
decir, se utiliza lo colonial no para quedarse con ello, sino como un
instrumento en el campo de batalla política. Por ejemplo, desde la lógica
etnotawantina diremos: no nos quedaremos por siempre como guerreros, sino
dejaremos de ser guerreros cuando seamos libres.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
*Es joven aymara,
intelectual autodidacta. Además es pensador e ideólogo del etnotawantismo y del
sistema Tawa.
[1] QUISPE Ayar (2014). Indianismo-Katarismo.
La Paz. p. 111.
[2] VELASQUEZ Pablo (2018). Nacionalismo
Kolla-Aymara. Revista Andamios Nº 6. La Paz. p. 121
[3] Ob. Cit. p.121.
[4] Ob. Cit. p. 121.
[5] Ob.Cit. p.124.
[6] Sobre esa estrategia ya nos había dado cuenta el indianismo
pero no lo comprendieron hasta ahora.
Etnotawantismo, Etnokatarismo
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